Puntuales a la cita 28 valientes salimos con ilusión, chubasquero y mochila en dirección Norte. La mañana más bien fresquita y nublada ya intuía que de sol nada. Después de un viaje tranquilo y de recoger a Alfredo, que ya pensaba que le habíamos dado plantón, llegamos a Villaescusa del Butrón.

Bien equipados y avituallamiento al hombro iniciamos la marcha con Amador a la cabeza, para eso era el guía, y el presi cerrando para que no se perdiera ninguno. La marcha tranquila, llovizna, un corzo, vacas, bueno “tarta de vaca” por todos lados pero sin vacas, árboles, arroyos, agua en los pies, el pueblo y las vacas. Nos saludaron, a su manera, las vacas y los ganaderos seguro que diciendo: “donde van estos locos con el día que hace y encima seguro que espantan a las vacas, ¡de ciudad tenían que ser!.

El pueblo entero caído excepto dos casas nuevas grandes y la iglesia otro tanto. Para dirigirnos al barranco de las tejeras una odisea, es decir como los de ciudad, por todo lo peor. El barranco estrecho, normal, y con una muy buena variedad de árboles. Tejos, robles, enebros y hayas. De estos últimos unos ejemplares de muy buen porte y diseño. Algunos nacidos en lugares imposibles. El rumor del agua y el abrigaño de las paredes hacían más que agradable la marcha.

Volvimos sobre nuestros pasos para dirigirnos al pueblo a comer y nos encontramos de nuevo con las vacas, las cuales ya estaban comiendo, y no nos saludaron. La comida ¡bien gracias! Buen provecho ¡gracias!. Bocata, picoteo, reserva en la bota de Josete, café, licores y otra vez en marcha que se pone a llover.

Carretera arriba hacia los intentos de extracción de cobre que hicieron hace años. Camino casi de paseo y charlas por el bosque que rodea el pueblo devuelta al principio, algún tragito de la bota, descansos, media vuelta que no es por aquí, bueno pues al final parece que no, parece que no, parece que no nos vamos a mojar mucho. ¡error! El último kilómetro el diluvio y sin refugio ¡ a pecho descubierto! Igual que pollos en remojo. Los que se pudieron cambiar lo hicieron y los demás se aguantaron. De vuelta visitamos el dolmen de El Moreco y hasta la próxima.

Alberto, el Presi

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1 pensamiento a “CRÓNICA DE LA RUTA

  1. Parece que fue toda una experiencia aventurera; de esas que con los años se acaban explicando en el corralón.
    Seria bonito que en este apartado de comentarios nos explicarais como lo habeis vivido los demás. Haceos a la idea de que esto es el bar en formato virtual. Saludos para todos

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