Así es, la hija de Antonio y Milagros, Marta, ha sido la primera nueva mamá burgalesa del 2014. La noticia es hoy portada en el diario de Burgos, y a contnuación recogemos el artículo de dicho medio sobre el acontecimiento. Felicidades a los nuevos papás y abuelos de Daniel.

OJALÁ SE CUMPLA EL DICHO

En la foto se puede ver a Marta González muy sonriente con su niño en brazos. Eran las 6 de la tarde de ayer y lo peor había pasado. Llevaba ingresada en el Hospital Universitario de Burgos desde el lunes, día 30, cuando rompió aguas, pero Daniel tenía unos planes bien distintos y se agarró a su madre hasta las 9,13 horas de ayer, 1 de enero de 2014. El ‘tardón’ de Daniel resultó ser el primer nacido en el año, además de una preciosa criatura de 3,720 kilos de peso y una estatura de 53 centímetros: «Ahora se me ha olvidado todo pero la verdad es que ha sido muy duro». Marta, de 35 años, lleva pintada en la cara esa inequívoca expresión que acompaña a todas las mamás recientes y que mezcla la mayor de las felicidades y el cansancio más extremo. Pero a pesar de todo el tute está muy guapa y no pierde la coquetería para darse un golpe de cepillo a la melena antes de posar para el fotógrafo.
También Jorge Brezo, el padre primerizo, respira tranquilo. Han sido muchas horas y muy duras que terminaron en una cesárea porque el parto no avanzaba como hubiera sido deseable. «Ayer la veía fatal, con muchos dolores y hasta tuve miedo», comenta. Ahora todo ha pasado y solo hay ojos para Daniel, que está graciosamente tocado con un gorrito y lleva unos guantes comprados expresamente para el momento en el que llegara al mundo.
La estancia en el hospital está siendo bastante cómoda para esta familia salvo por el hecho de que tuvo la mala pata de encontrarse con una de esas matronas que aún quedan de la época del Paleolítico Inferior y que tienen menos sensibilidad que un dinosaurio, que le afeó a Marta que se quejara de dolores y le contó que su madre había parido ocho hijos sin un ay. Ella no ha sido madre, por supuesto. La pequeña e incómoda anécdota no ha empañado para nada el trato correctísimo del resto de profesionales. Tampoco Daniel está poniendo dificultades. Apenas ha llorado y ayer ya se afanaba en agarrarse a la teta. Marta ha planeado darle lactancia materna.
Como el niño es tan bonito, la familia está tan contenta y la sabiduría popular siempre ha dicho que una criatura recién nacida llega con un pan debajo del brazo, por unos días se han disipado los nubarrones producidos por la crisis. Marta González está en paro y Jorge Brezo, de 38 años, es uno de los trabajadores despedidos de la empresa Kronospan, antigua Interbón, que no sabe aún si está en el grupo de los que el juez obliga a readmitir, como recientemente publicó este periódico, ni siquiera si se cumplirá la sentencia enseguida puesto que es recurrible. Además, aún se está recuperando de las secuelas de un grave accidente de tráfico producido en el entorno laboral.
De semejante panorama prácticamente no se acuerda en estos días. No tiene tiempo. Está más pendiente de su mujer, del pequeño Daniel y de lo que le espera de ahora en adelante: cambios de pañales, baños, alguna noche toledana y lo más inminente, coger en brazos a Daniel con seguridad. «Lo he hecho con otros que no eran míos así que estoy seguro de que no voy a tener ningún problema, enseguida me haré a la nueva situación», afirma con toda seguridad.