PRÓLOGO

Esta pequeña obra, es de autor anónimo, aunque alguna tradición y habladurías dicen que pudo ser inventada por un «poeta» de San Pedro Samuel, o también por un «tratante» mientras recorría con su carromato los pueblos de la comarca, comprando y vendiendo toda clase de animales y utensilios.
No se sabe si se trata de la misma persona (aunque yo me inclino que era «tratante» basándome en lo que dice la última estrofa de la despedida), pero lo que parece estar claro, es que su autor conocía muy bien todos los pueblos de la comarca.
No se sabe cual es la edición original, solo se han encontrado copias en algunos pueblos que se nombran en la obra, que con mucho cariño tenían guardadas algún vecino de los más longevos del lugar y, a veces las copias encontradas se diferencian o carecen de alguna estrofa.
Aunque ahora nos parezca que su contenido es un tanto ingenuo, hay que tener en cuenta que la obra es ya antigua, se pensaba de otra manera, las relaciones eran un tanto peculiares e intransigentes y por eso el autor quiso interpretar de una manera jocosa, lo que él entendía de los vecinos de cada pueblo.
Los mozos y las personas más alegres la cantaban en las fiestas y celebraciones de los pueblos y, quizá sea este el motivo de no encontrar la edición original, ya que la letra y la música corría de boca en boca entre las personas, y tal vez, también sea esta la causa de que alguna de las copias existentes estén incompletas o no coincidan en su totalidad.
Al primero que le oí cantar este prefacio fue al Sr. Joaquín, de Susinos del Páramo, ¡hombre gracioso y bueno donde los haya!, siempre con su dulzaina, dando alegría a todo el mundo. Recuerdo que fue en una boda del pueblo, siendo yo un chiquillo, me gustó muchísimo y siempre lo he tenido en mi mente.
Por ese motivo me he decidido a recopilar esta obra, lo más completa posible, y publicarla en la Web de Villorejo, para que los jóvenes de ahora sigan la tradición y la canten en las fiestas y celebraciones.

Sindo

PRESENTACIÓN

Ocurrencias recogidas
de unos pueblos castellanos;
donde todos llevan mote
desde tiempos muy lejanos.

Como buenos trovadores
de este solar castellano,
comenzamos a cantar
con música de prefacio.

Poned todos mucha atención,
que es bonito este cantar;
y, si conocéis los pueblos
mucho vais a disfrutar.

PREFACIO
Cuando este prefacio hayan oído,
que nadie se sienta ofendido,
está hecho en plan jocoso
para pasar un rato divertido.

MONTORIO con ser MONTORIO,
SAN PANTALEÓN esta en la raya,
a RUYALES no le cuento,
que es tierra muy desastrada.

De aquí voy a LOS TREMELLOS,
que está en medio la cañada;
como es tierra tan amena
cría las grandes aliagas.

Tiene una magnífica torre
y es de tanta elevación,
que todos los que la miran
la observan con detención.

Ahora me voy a LAS CELADAS,
«gente ignorante y muy fatua»,
pues creyeron que era la Virgen
la abubilla que cantaba.

Cuando andaba por los aires
la abubilla en LAS CELADAS,
salían a recibirla
y volteaban las campanas;
y para que en suelo se posase
lo cubrían con sabanas blancas.

Desde aquí me voy a ROS,
gente muy determinada,
querían coger una ballena
y se les volvió una albarda.

Una vieja setentona,
que apenas podía andar,
también reclamó su parte,
como todos los demás.

San Martín con ser Francés,
repartió su capa en trocitos,
los de ROS, «brutos y cascones»,
tienen cuatro y quieren cinco.

Ahora voy a HUERMECES,
donde todos son hidalgos,
con la hidalguía que tienen
se ven más anchos que un pavo.
En este pueblo, Señores,
reina mucho el entusiasmo,
pues no permiten comer
los criados con los amos;
y sacan mucho dinero
de patatas y garbanzos.

Paso a CASTRILLO DE RUCIOS,
donde todos son «negretes»
y en echando cuatro tragos
ya principian a «moquetes».

Es pueblo de mucha pesca,
tienen un río tan crecido,
que con la pesca se mantienen
casi todos los vecinos.

En este pueblo, Señores,
también pudo suceder,
que se jugaran dos la hacienda,
y ninguno quería perder.

De aquí voy a SANTIBAÑEZ,
gran torre y buenas campañas,
pueblo de buenas obreras,
si no fueran «holgazanas».

En este pueblo, Señores,
hay gente de mucho trato,
unos andan a quincalla,
otros a pieles y platos.

Desde aquí me voy a MIÑÓN,
pueblo de mucho gentío,
con el Maestro y el Cura,
componen ocho vecinos.

Le cruza la carretera
por medio la población,
pero lo que más le agrada
es la muestra del reloj.

Desde aquí voy a MANSILLA,
que van de ricos y no lo son,
porque la hacienda que tienen
no es de ellos, que es de Jalón.
En este pueblo, Señores,
hay labradores muy buenos,
que a la vuelta de ocho días
se encuentran de jornaleros.

Me voy a la NUEZ DE ABAJO,
pueblo de «los colmeneros»,
tienen mucha «conocencia»
en Burgos, con los cereros.

Es pueblo muy industrioso:
para ganar de comer,
unos andan a tachuelas,
otros a cera y a miel.

En este pueblo, Señores,
se juntaron tres beatos,
y para aumentar las colmenas,
a palos mataron un jato.

De aquí me voy a ZUMEL,
donde dicen disparates:
van a Burgos por incienso
y preguntan por «zumaque»

Se han dedicado a pescar
con las redes y un candil.
Es una gente tan fresca
que no se puede decir.

Ahora me voy a LODOSO,
que les llaman «los meleros»,
y lo ponen para postre…
cuando tienen forasteros.

Un señor de esta ciudad,
regaló tres orzas llenas,
lo de arriba era miel,
lo de abajo era «m….»

En este pueblo hay, Señores,
mucha bellota y morón,
y muy cerquita del pueblo
tenía un borracho el pisón.

Por eso es de entender,
que avisaran al Concejo
para repartir la miel.

De aquí me voy a PEDROSA,
que tiene buena vega y ancha,
donde cogen mucho trigo
y también mucha patata.

También tienen un gran páramo
que cría aliagas y tombos,
les cortan por San Miguel
para guisar «los palomos».

En este pueblo, Señores,
una cosa hay que advertir,
que para ir a SAN PEDRO
está la huerta del tío Gil.

Voy a Sta. MARÍA TAJADURA,
cerca de VILLARMENTERO,
donde cogen muchas nueces
para los muy caballeros.

Es un pueblo muy económico,
pues para ahorrarse dinero,
al mismo que hace de guarda
le ajustan de ganadero.

Me voy a LAS QUINTANILLAS
que es pueblo de carretera,
en la que hay dos mesones
y en la cuesta «La Yesera».

Es un pueblo muy propicio
para pasar la vejez:
si uno tiene cuatro cuartos,
otros trabajan para él.

De aquí me voy a PALACIOS
y allá en el barrio chiquito,
hay un convento de monjas,
religión de San Benito.

A éstos les llaman «los pardillos»
desde tiempo inmemorial;
el Señor que se lo puso,
que se lo venga a quitar.

Desde aquí me voy a ISAR,
pueblo de «los capadores»,
cada uno tiene un chiflito
y hacen doscientos mil sones.

En la cosecha del vino,
el año que es abundante,
tienen que tirar lo viejo,
con lo nuevo ya hay bastante.

El pueblo tiene dos torres
y también muchas bodegas,
pero mucho hay que beber,
para usar las parihuelas.

Voy a VILLANUEVA de ARGAÑO,
pueblo de las tres mentiras:
no es villa, no es nueva, ni de Argaño,
aunque ellos mismos lo digan.

A éstos les llaman «los burros»,
fundados en mil razones;
los domingos se meten
en las cuadras por mesones.

Villanueva, pueblo de «los burros»,
suben un burro a la torre
y el burro se desespera,
porque la soga no corre.

Me voy a CANIZAR de los AJOS.
A éstos les llaman «los machos»,
porque cuando van a Burgos
siempre van cargados de ajos.

El apellido del pueblo
han tratado de mudar:
en vez de decir de «los ajos»
decir que es de Mariscal.

«Chicharreros» los de HORNILLOS,
«capadores» los de ISAR,
«burros» los de VILLANUEVA,
«machos» los de CAÑIZAR,
cuando van juntos a Burgos
todos quieren mandar.

Ahora me voy a VILLOREJO,
un pueblo muy regular,
donde hay muchos «cangrejos»
sin ir al río a pescar.

El llamarles «los cangrejos»,
hace mucho tiempo ya,
río arriba, hasta Manciles,
río abajo, a Cañizar,
y si en algún trato había pegas,
se solían volver atrás.

Desde aquí voy a MANCILES,
con muchos «raposos» ya,
y suelen dejar mal rastro
por donde quiera que van.

En este pueblo, Señores,
no pueden tener gallinas,
pues va «el raposo» y las mata
al «revolver» una esquina.

Desde aquí me voy a SUSINOS,
donde todos son «mosquitos»,
y cuando hace mucha calma
pican los grandes y los chiquitos.

Pero si sale «el padrastro»
esta gente se retira.
Si quieren saber quien es,
pregúntenselo a las vecinas.

Ahora llego hasta TOBAR,
pueblo que está a dos barrios;
en el que se comieron un burro
el herrero y otros varios.

El burro se cayó al río,
y a la siguiente mañana,
creyendo que era la nutria,
como pesca le sacaban.

Ya estoy en LAS HORMAZAS,
un pueblo que está en tres barrios:
Borcos, barrio La Parte
y el otro barrio El Solano.

Los viudos y mozos viejos
que quieran mujer barata…,
en este pueblo dan siete
por una criba de paja.

De aquí me voy a AVELLANOSA,
y el apellido es del Páramo,
porque la vega que tienen
es terreno muy quebrado.

A éstos les llaman «los charros»
y entre ellos así se entienden;
la feria está en la taberna,
unos compran y otros venden.

Llego a San PEDRO SAMUEL,
que les llaman «los moscateles»,
pero les faltan las uvas
que las parras no las tienen.

El ponerles este apodo
fue por ir a preguntar,
por zapatos de veinte años,
pa un mozo de «cordobán».

Hontanas lleva la fama,
Castellanos de Castro el pendón,
no hay gente que esté más alta,
que la de Iglesias y Tamarón.

Sasamón: «fino y guapetón»,
Villasandino: «guapo fino»,
Villegas: «ellos y ellas»,
Villamorón: «hasta el Cura lo son»,
Villaveta: «hasta los niños de teta».

De los treinta y ocho pueblos
que contiene este prefacio,
el que los quiera cantar
tiene que estar muy despacio.

Ninguno lo lleve a mal,
para todos he tenido.
Espero que hayan pasado
un rato muy divertido.

Y si vais a la taberna,
bebed el vino caliente,
para no coger constipado.
«Et sine fine dicentes»,

«SANTUS, SANTUS, SANTUS…,
MISERERE MEY»…

DESPEDIDA

¡Adiós!, pueblos que os canté.
¡Adiós!, pueblos que yo os quiero.
¡Adiós!, siempre con amor,
os llevaré en mi recuerdo.

Vosotros sois la alegría,
vosotros sois el honor
de Burgos y de Castilla,
y os llevo en el corazón.

No olvido a sus habitantes,
mucho les tengo que agradecer,
ellos me han dado posada
cuando era menester.

LA MATANZA DEL ASNO
En Villorejo, mataron un burro viejo.
En Isar, lo consiguieron castrar.
En San Pedro, lo desollaron en un cerro.
En Palacios, lo abrieron muy despacio.
En Las Quintanillas, con la sangre hicieron morcillas.
En Montorio, comieron el caldo mondongo.
En Tajadura, guisaron la asadura.
En Pedrosa, dijeron que estaba sabrosa.
En Villarmentero, publicaron la noticia al mundo entero.
En Villanueva, con en burro en andas bailaron una jota nueva.
En Citores, a orear lo colgaron en la torre.
En Manciles, le hicieron los perniles.
En Cañizar, los pusieron a salar.
En Pedrosa del Páramo, los criados hicieron sopa para sus amos.
En Tardajos, se comieron los zancajos.
En Rabé, no lo quisieron ni ver.
En Hornillos, comieron los codillos.
En Tobar, no lo quisieron probar.
En Susinos, lo repartieron entre todos los vecinos.
En Avellanosa, se lo repartieron entre las mozas.
En Las Hormazas, comieron del burro las grandes orejazas.
En Santibañez Zarzaguda, la piel se la dieron al Señor Cura.
En Los Tremellos, con las quijadas arreglaron la dentadura a dos bueyes negros.
En La Nuez, con las pezuñas hicieron limpiauñas y los llevaron a vender.
En Burgos, el rabo que era muy peludo, lo usaron de escoba y limpiaron los felpudos.
Y mientras todo esto pasaba, el dueño y la dueña lo añoraban.
G.GómezMata

1 pensamiento a “PREFACIO de LOS 38 PUEBLOS.

  1. ¡Qué estupendo trabajo de recopilación Sindo, la verdad que es interesante y muy gracioso de leer!
    Es verdad, yo recuerdo oírle a mi padre Joselón contar lo de porqué nos llaman Cangrejos: más o menos se cerraban tratos en la cantina con la alegría del vino y luego tras la bronca de casa por el mal trato, dábamos marcha atrás…
    Bueno, que está muy bien, parece una trova o una novela picaresca y se lee, con todo lo largo que parece, de carrerilla.
    A nosotros nos da, pero a algunos directamente los hunde en la miseria; qué tío más despiadado el compositor jajaja.

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