Buenos días desde Villimar, Burgos. Para los menos informados soy Fidel, hijo de José y Asunción, e intentaré dar mi vivencia de estos días de confinamiento en casa.

En mi caso estuve trabajando hasta el pasado veintisiete de Marzo, en el que pasamos a formar parte de los miles de ERTES que hay presentados en la provincia. O sea, que mi confinamiento es de poco más de una semana. Nuestra empresa adaptó un molde para poder realizar caretas de protección durante la pasada semana, pero se hizo una tirada de tres mil y se paró el proyecto; desconozco el porqué.

Sole, por su parte está trabajando tanto o más que de ordinario; de hecho los primeros días del confinamiento parecían vísperas de Navidad por el acopio exagerado que hacía la gente; sí, también con el pescado pasó.

A Manolo, el hijo de Sole, le pilló de baja por un esguince y, ya recuperado, tambíen se encuentra de ERTE.

La verdad que yo pensaba que me iba a dar tiempo a hacer un montón de cosas, y resulta que me cunde igual o menos que cuando estaba trabajando. Si haces la compra, a esperar la cola. Cada quince días llevar la compra a los padres de Sole y antes, hacer acopio en diferentes lugares y eso si lo tienen todo, si no, más vueltas…

Este sábado fui a llevárselo a Berzosa de Bureba, ya tocaba, y la verdad que es para mí un quebradero intentar guardar todas las medidas de precaución y protección al máximo: el no saber si llevas contigo al bicho y si irás suficientemente despiojado es desolador; encima no poder entrar al huerto y saludar a los perros que te llaman y al resto de animales,… Pero todo lo compensa la alegría de saber que estás haciendo lo correcto.

Hasta la fecha no tenemos a ningún familiar enfermo, y esperemos que así continúe la cosa; en cambio sí conocemos casos en familiares de personas cercanas. Esperemos que las alentadoras noticias sobre medicinas y vacunas sean pronto una realidad y que próximamente podamos vernos todos por el pueblo nuevamente.

Las mañanas, más de una hora de paseo por el patio de la casa, hasta llegar mínimo a los diez mil pasos; un día contaré el número de vueltas, pero hoy no jejeje. A esto añadir algunos ejercicios de gimnasia para mantener firme la espalda. Labores de casa y mucho Twitter, wassap, radio e internet. Llevar y traer a Sole del curro…

Las tardes…, no existen las tardes. Comer tardíos, algo de siesta para compensar el madrugón, antes de las siete la videollamada diaria de más de una hora con el grupo Familia para compartir, vernos y, ya está instituido estos días, el rezo del Rosario. Luego aplausos y palique entre patios con los vecinos. Algo de lectura si da tiempo y más twitter, wassap… Tele casi no vemos, y de hacerlo, enlatada (pelis y series).

Supongo que todos, en la medida de nuestras posibilidades y dependiendo de cómo nos trate el covid_19, tenemos o estamos haciendo planes para el final del confinamiento, cuando todo peligro quede resuelto. Sole y yo hemos hecho la promesa de irnos a Fátima con sus padres y con todos los que podamos arrastrar de la familia. Ese será nuestro primer viaje.

Durante las semanas pasadas he ido haciendo también mi playlist sobre el confinamiento y sus consecuencias; la música siempre me ha producido un efecto balsámico y ahora muchas canciones tienen un significado más profundo aplicadas a esta realidad.

Disculpad mi charlotada y espero que algunos más de vosotros os animéis y hagáis llegar vuestra personal crónica del confinamiento. Saludos y salud. Cuidaros.

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