¿Sabías que no hace mucho las dianas solo se echaban a los hombres casados, a los solteros y a las solteras? Cuando se dedicaba a un hombre casado se decía: «A la salud de fulanito y compañía, ¡que viva que viva!. La «compañía» era su mujer.  Ese privilegio que perdía la mujer casada aunque fuera nacida en el pueblo, pasaba al marido aunque este fuera forastero. Así eran las cosas hasta no hace mucho.

Una parte de mi familia está allí pasando las fiestas y han filmado las dianas que han dedicado en casa. Da gusto ver y oír el cambio: «A la salud de Álvaro y Luisa ¡que vivan, que vivan!». Esa Y se define gramaticalmente como «conjunción copulativa que sirve para enumerar  elementos de la misma categoría».

No sólo la Y entre nombre y nombre es síntoma de cambio, también lo es ver que hay jóvenes de ambos sexos acompañando a los músicos. y también, es síntoma de apertura ver que las dianas se echan también a los más pequeños. Si mi padre viviera diría: «Amos que…, cualquier día van a echar diana hasta al gato». ¿Y por qué no?. Aunque en su origen era una invitación a colaborar en los gastos que generaba la fiesta, la diana es, sobre todo una invitación a disfrutar de la fiesta. Y  también es una manera de decir: «Que bien que habéis venido a la fiesta»  Felicidades Villorejo. También en esto sois ejemplo.

FOTOGRAFIAS : Itziar, Mar Gutierrez y Álvaro Sicilia. VIDEO: Luisa

 

 

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