Un año más siguiendo la tradición se celebró ayer día 16 la romería a la ermita de Argaño. Villorejo, Palacios y Cañizar  se reunieron en la campa de la ermita con la solemnidad que infunden la cruz y el pendón de cada pueblo. La parte religiosa ha estado a cargo de Don Eliseo, el párroco que, venido del mismo Burundi, da servicio religioso a los tres pueblos.

Esta publicación ha sido posible gracias a Mari Jose y María Jesús. Ellas han sido mis ojos y mis oídos. Me cuentan que la fiesta ha sido un ejemplo de armonía y organización.  Cuando yo era niña cada familia llevaba su comida extendía un mantel en el suelo y se comía en corrillos. Actualmente como podéis ver en las fotos se cocina para todos, se convive y se disfruta de la fiesta todos juntos. Los coches transportan todo lo necesario: mesas, sillas, las cruces y el pendón. Lejos queda aquello que reseñaba el tío Genaro cuando le preguntaban cómo es que se iba en procesión hasta allá con el calor que normalmente hace ya en junio:

Hombre, pos claro, como debe ser y los curas párrocos revestidos y los alcaldes. Eso estaba mu bien. Cada pueblo venia con su procesión; el pendón y la cruz bien en alto y entoavia te digo más, desde Villorejo hasta Argaño cantando el rosario. Y en cuanti que se enfilaba la subidilla de la ermita, paraban hasta juntarse con los otros pueblos.   Pero, ya no es como antes, ande va parar…. Antes, las mujeres estrenaban para San Quirico y venían andando en zapatillas, con las más marrotadas que tendrían y con los zapatos en el sobaco hasta que estaban cerca, entonces se los ponían y ya entraban a la ermita bien mudadas.

Las tradiciones evolucionan para adaptarse a los tiempos si no acabarían desapareciendo. Lo importante de ellas no son los gestos sino los valores que pretendemos conservar y transmitir. Las tradiciones nos ayudan a entender de donde venimos y el sentido que le damos a la Vida.  Como me dice Mari Jose “Esto ha cambiado mucho desde nuestra juventud pero el encuentro, la armonía y la devoción a la Virgen siguen. Y eso es lo verdaderamente importante. El cura en la homilía habló del valor de la vida, de los amigos, de la salud, hay cosas que se compran y cosas que no. Por lo visto hubo mucho silencio, señal que gustó.

Para terminar una curiosidad: En la documentación recopilada por Alberto ya figura el gasto que supuso para el ayuntamiento la romería del año 1753: San Quirce: Ítem 28 reales que en cada un año se gastan con el común los señores del cabildo y los llevantes de las insignias el día de San Quirce yendo a Nuestra Señora de Argaño y más 41 reales del refresco del dicho común, todo ello hace 69 reales.

FOTOGRAFÍAS; María José Mata . María Jesús Mata e Itziar 

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